Tras la caída de Saddam Hussein, Fakhir, padre de ocho, sirve al ejército iraquí. Al ver que muchos civiles inocentes mueren por culpa de las minas, decide desarmarlas él mismo con sus propias manos. En 2014, tras perder una pierna, empieza a trabajar para la Peshmerga kurda, desarmando trampas del ISIS alrededor de Mosul.