En un pabellón psiquiátrico, la Dra. Rose Cotter trata a la paciente Laura Weaver, una estudiante de doctorado que presenció el suicidio de su profesor pocos días atrás. Ella asegura ver a una entidad, invisible para los demás, que finge ser otras personas que le sonríen de forma siniestra. Posteriormente, Laura sufre un ataque de pánico y convulsiones. Tras él, comienza a sonreír y se corta el cuello con un fragmento de un jarrón roto.
Tras el suicidio, Rose atiende a un paciente llamado Carl, quien le sonríe y le grita que va a morir. Cuando ordena que inmovilicen a Carl, Rose se da cuenta de que Carl había estado dormido todo el tiempo. Preocupada por el bienestar mental de Rose, su supervisor, el Dr. Morgan Desai, le da un descanso de una semana. Los sucesos sobrenaturales continúan, dañando las relaciones de Rose con su prometido Trevor y su hermana Holly, con quien Rose ha tenido una relación tensa desde la muerte de su madre, quien sufrió una sobredosis y cuyo cuerpo fue descubierto por Rose siendo aún una niña.
En los días posteriores, Rose asiste a la fiesta de cumpleaños de su sobrino con un regalo. Al entregárselo, resulta haber sido sustituido por el cadáver de su gato desaparecido, en lugar del tren que compró originalmente. En medio del pánico desatado, Rose ve a una invitada sonriéndola, por lo que sospecha que ha sido maldecida. Tras investigar y descubrir que el profesor de Laura también sonreía mientras se suicidó, Rose visita a su esposa Victoria, quien afirma que su marido comenzó a actuar de manera diferente tras presenciar el suicidio de una mujer. Entonces Rose decide visitar a su expareja, Joel, un oficial de policía. Los dos revisan los registros policiales relacionados y concluyen que, en múltiples casos, las víctimas ven apariciones antes de suicidarse mientras sonríen, tras lo cual pasan el mal a un testigo, continuando la cadena. Joel detecta que ninguna de las víctimas malditas dura más de una semana, a excepción de Robert Talley, quien logró escapar tras matar a un extraño y pasarle entonces la maldición al testigo del crimen. Al visitarle en la prisión, Talley explica que esa es la única forma de evitar el suicidio.
Al no quedarle ya casi tiempo, Rose tiene una visión en la que asesina a Carl en el hospital frente al Dr. Morgan, quien quedaría maldito. Despierta y ve a este último, quien observa un cuchillo dentro del coche de Rose y llama a la policía. Rose huye hasta la remota casa de su familia abandonada mientras Joel intenta localizarla. Planeando privar al demonio de testigos, Rose se esconde en la casa, donde encuentra al demonio tomando la forma de su madre muerta. Se revela que Rose había encontrado a su madre poco antes de que sufriera una sobredosis e ignoró su llamada de socorro. Rose se enfrenta al demonio y le prende fuego, aparentemente matándolo y poniendo fin a la maldición. Rose conduce hasta el apartamento de Joel y él la consuela hasta que se da cuenta de que en realidad se trata del demonio con su apariencia. Al huir de su apartamento, Rose descubre que el incendio fue una alucinación y aún está en la vieja casa. En ese momento llega el verdadero Joel, lo que provoca que ella huya entrando en la casa.
El demonio domina a Rose y se arranca la cara, revelándole su verdadera forma antes de meterse en su boca. Joel entra en la casa y descubre a Rose sonriendo y echándose gasolina encima. Joel observa impotente cómo una sonriente Rose se quema viva y le pasa la maldición